lunes, 11 de mayo de 2009

TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN

En los últimos tiempos parece que se está produciendo una gran incidencia de los jóvenes y adolescentes en lo que se han llamado trastornos de la conducta alimenticia, que fundamentalmente son:

-ANOREXIA NERVIOSA

-BULIMINIA NERVIOSA

-OBESIDAD MÓRBIDA

Son enfermedades que han salido a menudo debatidas y comentadas en los medios de comunicación, especialmente en la televisión. La sociedad tiene mucha información sobre estos temas, pero en ocasiones son abordados de forma incorrecta y muchas veces perjudican más que ayudan a las personas con este tipo de problemas, porque en realidad son trastornos más complejos de lo que parecen y que terminan por afectar a todas las facetas de la vida.

Son muchos los factores que pueden inducir a un adolescente en edad de desarrollo a caer en este tipo de problemática. Se tienen que aunar varios de estos factores para que se de lugar a un trastorno de alimentación. A continuación, vamos a ver los principales factores de riesgo.

Factores de riesgo
Personales
Familiares
Perfeccionismo: autoexigencia, críticas por errores cometidos y valor personal en función de resultados óptimos.
Baja autoestima
Exceso de autocrítica.
Introversión: timidez, falta de habilidades sociales...
Necesidad de aprobación.
Tendencia a obsesionarse por las cosas.
Estado de ánimo bajo.
Impulsibidad.
Inestabilidad emocional: cambios de humor de la euforia al llanto.
Alta competitividad a nivel de estudios o trabajo.
Complejo de superwoman: querer ser la perfecta madre, esposa, hija, amiga, trabajadora...
Preocupación excesiva por el aspecto físico.
Conceder gran importancia a lo que puedan pensar o decir los demás: 'Al qué dirán'.
Gran exigencia en todos los aspectos de la vida: estudios, trabajo, físico, competencia...
Poca comunicación entre los miembros de la familia.
No diferenciación clara de los roles de cada uno, por ejemplo, la adolescente se ve ejerciendo el papel de hija y asumiendo el papel de madre con sus hermanos pequeños.
Presencia de un trastorno de alimentación en algún miembro de la familia.
Presencia de un trastorno depresivo en la madre.
Obesidad materna.
Alcoholismo paterno o uso de drogas.
Sociales Físicos
Ensalzamiento del físico en la sociedad actual.
Imágenes de supermodelos muy delgadas en medios de comunicación.
Existencia de una sociedad competitiva que valora el perfeccionismo, la autoexigencia y la infabilidad de las personas.
Haber sido víctima de comentarios jocosos o despectivos en la infancia a consecuencia del aspecto físico.
Bombardeo de dietas y operaciones de estética en medios de comunicación.
Problemas de relación con personas del sexo opuesto o entre iguales.
Proximidad de alguna amiga íntima con trastornos de alimentación.
Ser mujer: sólo 1 de cada 10 casos son varones.
Edad: puberal, adolescente o juvenil. La edad de mayor riesgo está entre los 11 y los 24 años aproximadamente.
Sobrepeso en la infancia.
Genético: aunque no es un factor fundamental, en casos de gemelos hay bastante concordancia.

Una vez que se ha entrado en el círculo de la anorexia, la bulimia o la obesidad, es muy difícil salir por uno mismo. Los pacientes con alguno de estos trastornos lo describen muy bien cuando dicen que experimentan tener la mente dividida en dos, porque eso es exactamente lo que les sucede. Por un lado tienen una parte mala o enferma que les dice que no deben comer, que si comen no van a poder parar de hacerlo y que van a engordar muchísimo y sin ningún freno. Esta parte enferma es terrible porque suele recurrir a insultos, vejaciones y autocastigos si no es obedecida. Por otro lado, tiene una parte buena o sana que lucha por sobrevivir contra la enfermedad. Es esa pequeña vocecilla, que rara vez es escuchada, y que reconoce que se está haciendo daño a sí misma y que sabe que debe comer para seguir viviendo.

La lucha interna que experimentan las personas con este tipo de trastornos es horrible, agotadora y muy dañina, porque es fácil que, con el paso del tiempo, se llegue a un estado depresivo y de total desesperanza.

Como hemos podido ver, estamos ante unos trastornos que no se limitan únicamente a la alimentación, sino que afectan a todas las facetas de la vida de la persona, y que por tanto deben de ser tratados por diversos profesionales de la salud. Salir de la anorexia, la bulimia y la obesidad es posible, aunque no es un trabajo fácil. Requiere mucho esfuerzo por parte de la paciente, de la familia y de muchos especialistas coordinados. Dentro de estos especialistas que deben trabajar en un trastorno de alimentación están:


Mark
Twain




'No puede el hombre sentirse agusto sin su propia aprobación





Tito
Livio




'El miedo está
siempre dispuesto
a ver las cosas
peores de lo que son'





Especialistas a
los que acudir



Médicos de cabecera: para la realización de un examen físico detallado, una exploración completa y una valoración del estado actual de la paciente.

Ginecólogo: para la evaluación de la amenorrea y todo lo relacionado con el desarrollo de los órganos sexuales, ya que en muchos casos se ven afectados.

Nutricionista: para informar adecuadamente acerca de la alimentación, su función, los alimentos...

Psicólogo: para el tratamiento a nivel cognitivo (mental) que evidentemente en estos casos afecta al estado físico.

Psiquiatra: en ocasiones por si es necesario medicar.

Dentista: en ocasiones si se ha producido un deterioro dental importante a consecuencia de los vómitos.



El trabajo psicológico es el más importante y el que más tiempo lleva. Pero también es muy importante el apoyo y la colaboración de la familia. Sé que las personas que padecen estos trastornos de alimentación piensan que sus padres no les entienden, que no quieren decepcionarles, o que simplemente no les van a ayudar, pero se sorprenderían de lo dispuestos que están a echar una mano para luchar contra su enfermedad, una vez que han comprendido la naturaleza del trastorno y aprendido a enfrentarse a él.

Desde aquí me gustaría mandar un mensaje de esperanza, animando a las personas que padecen estos problemas a que busquen ayuda, que somos muchos los que estamos dispuestos a prestársela y que lo hagan cuanto antes mejor, porque más fácil resultará salir de esto. No perdáis la esperanza

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