PEPA: Programa de Entrenamiento para Padres y Abuelos
El programa PEPA, desarrollado por la Facultad de Psicología de la UMU, enseña a cientos de padres destrezas para lidiar con las conductas más problemáticas de sus hijos.
«No somos como supernanny, porque la tele siempre está más orientada al espectáculo. Lo que pretendemos es crear una situación de laboratorio, con variables controladas y sin contaminación externa». Así de convencido suena Pedro Castell, uno de los profesionales implicados en el PEPA (Programa de Entrenamiento para Padres y Abuelos), puesto en marcha por el Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Murcia.
Sin embargo las comparaciones con el trabajo del popular personaje televisivo son más que inevitables. Basta con presenciar una sesión de terapia para identificar algunos aspectos comunes: niños desobedientes, papás desesperados, y una psicóloga que hace las veces de faro en la larga y complicada travesía de la paternidad. Y es que el PEPA, proyecto dirigido por el profesor Javier Méndez de la Facultad de Psicología, tiene como objetivo mejorar y adaptar diversas técnicas de modificación de la conducta empleadas para mejorar el comportamiento de aquellos pequeños especialmente problemáticos. Pero, como ya es sabido, todo estudio requiere su particular conejillo de Indias, en este caso, 150 familias murcianas a las que, a cambio de su colaboración, se les enseña, de forma gratuita, destrezas y pautas educativas que faciliten las relaciones con sus hijos.
Y es que, a portarse mal también aprende uno. «A veces los padres pueden perder su autoridad cuando por comodidad, por compensar o por falta de habilidades parentales permiten que sus hijos actúen de manera caprichosa y con la lógica inmadura propia de su edad» explica Esther Egea, coordinadora del programa. Según ella, estas carencias pueden paliarse si se incide en el desarrollo de cinco aspectos pedagógicos básicos: «Cómo atender positivamente al niño, cómo ignorar las conductas negativas, el estilo educativo asertivo, cómo dar instrucciones para que obedezcan a la primera y cómo establecer normas y límites en casa», precisamente aquellos que se tratan de potenciar con el programa. Por las manos de los psicólogos del proyecto, iniciado en febrero de 2008, han pasado ya unas ochenta familias, con hijos pertenecientes a diversos centros escolares de Murcia y sus pedanías. Los propios profesionales del PEPA recorren los diferentes colegios explicando la importancia de la iniciativa y las posibilidades que ofrece. «Hemos tenido una muy buena acogida. La propuesta ha interesado a muchos padres, sobre todo a los primerizos, que se encuentran, en cierto modo, más implicados en la educación de sus pequeños», remarcaba la coordinadora. No obstante, no todas las solicitudes pueden ser aceptadas, por lo que es necesario realizar una selección previa. El primer requisito indispensable es que el niño tenga entre tres y seis años, ya que, el trabajo a edades tempranas puede ahorrar muchos y variados trastornos en la adolescencia. Además, es necesario constatar los problemas de desobediencia así como la existencia de un compromiso real por parte de los padres con el estudio.
Sin embargo las comparaciones con el trabajo del popular personaje televisivo son más que inevitables. Basta con presenciar una sesión de terapia para identificar algunos aspectos comunes: niños desobedientes, papás desesperados, y una psicóloga que hace las veces de faro en la larga y complicada travesía de la paternidad. Y es que el PEPA, proyecto dirigido por el profesor Javier Méndez de la Facultad de Psicología, tiene como objetivo mejorar y adaptar diversas técnicas de modificación de la conducta empleadas para mejorar el comportamiento de aquellos pequeños especialmente problemáticos. Pero, como ya es sabido, todo estudio requiere su particular conejillo de Indias, en este caso, 150 familias murcianas a las que, a cambio de su colaboración, se les enseña, de forma gratuita, destrezas y pautas educativas que faciliten las relaciones con sus hijos.
Y es que, a portarse mal también aprende uno. «A veces los padres pueden perder su autoridad cuando por comodidad, por compensar o por falta de habilidades parentales permiten que sus hijos actúen de manera caprichosa y con la lógica inmadura propia de su edad» explica Esther Egea, coordinadora del programa. Según ella, estas carencias pueden paliarse si se incide en el desarrollo de cinco aspectos pedagógicos básicos: «Cómo atender positivamente al niño, cómo ignorar las conductas negativas, el estilo educativo asertivo, cómo dar instrucciones para que obedezcan a la primera y cómo establecer normas y límites en casa», precisamente aquellos que se tratan de potenciar con el programa. Por las manos de los psicólogos del proyecto, iniciado en febrero de 2008, han pasado ya unas ochenta familias, con hijos pertenecientes a diversos centros escolares de Murcia y sus pedanías. Los propios profesionales del PEPA recorren los diferentes colegios explicando la importancia de la iniciativa y las posibilidades que ofrece. «Hemos tenido una muy buena acogida. La propuesta ha interesado a muchos padres, sobre todo a los primerizos, que se encuentran, en cierto modo, más implicados en la educación de sus pequeños», remarcaba la coordinadora. No obstante, no todas las solicitudes pueden ser aceptadas, por lo que es necesario realizar una selección previa. El primer requisito indispensable es que el niño tenga entre tres y seis años, ya que, el trabajo a edades tempranas puede ahorrar muchos y variados trastornos en la adolescencia. Además, es necesario constatar los problemas de desobediencia así como la existencia de un compromiso real por parte de los padres con el estudio.
Más de 30 psicólogos en el proyecto
La mayoría de pautas y técnicas testadas ya han sido aplicadas y demostradas en EEUU. Sin embargo, el Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Murcia pretende ahora, por un lado, mejorarlas y, por otro, demostrar su eficacia cuando hay un tercer cuidador implicado en la educación del niño al margen de los padres, dados los conflictos de autoridad que pueden surgir. Por ello se trabaja con dos grupos diferenciados: familias con cuidador y sin él.
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