lunes, 11 de mayo de 2009

SEPARACION Y DIVORCIO

Una ruptura sentimental siempre es difícil de llevar, tanto si se produce durante el periodo de noviazgo, como si tiene lugar una vez que ya ha habido una convivencia entre la pareja. Lo que puede dificultar más las rupturas tiene que ver con:

Dependencia emocioanl de los miembros

Tener hijos en común.


Que la ruptura venga de un modo inesperado para uno de los miembros, sin unas crisis claras entre la pareja que pueda dar indicios de una mala relación.


Cuando no es algo de mutuo acuerdo, sino que es uno quien decide abandonar a la pareja, frente al otro que desea continuar y quiere seguir luchando.


Cuanto más larga haya sido la relación mucho más difícil es la separación.


Cuanto más cerrada en sí misma haya sido la pareja, más difícil superar la ruptura por falta de apoyo social y de una vida alternativa.


Cuando los motivos de la ruptura tienen que ver con la aparición de una tercera persona por alguna de las partes.


Cuando los problemas de comunicación han llegado a niveles muy fuertes y se han llegado a faltas de respeto y gritos generando un sentimiento contrario al que se tenía cuando se inició la relación.

Éstas son algunas de las dificultades que pueden contribuir a que una ruptura sea más difícil que otras donde los problemas son claros y ambos miembros están de acuerdo en el distanciamiento. Pero no hay que olvidar que tanto para quien decide romper como para quien es abandonado, la ruptura de una pareja es un momento de estrés y de crisis importante. Supone un cambio de vida radical, volver a ser una persona independiente, volver a pasar más tiempo con familiares y amigos que antes era tiempo invertido en la pareja, empezar a realizar actividades de un modo solitario, potenciar hobbies, en definitiva, volver a reorganizarse la vida. Si ha esto le añadimos los sentimientos amorosos hacia la otra persona, y la tristeza por la pérdida, podemos ver que es un momento difícil. Pero no obstante, todos hemos pasado en un momento u otro de la vida por algún tipo de ruptura o pérdida y poco a poco lo hemos ido superando y hemos vuelto a reconducirnos. Este período de adaptación a la nueva situación suele durar aproximadamente unos seis meses, donde semana a semana y mes a mes la persona se van sintiendo mejor consigo mismo y se va adaptando a la nueva situación sentimental en la que se encuentra.

Si pasado ese período de tiempo no ha habido ninguna mejoría y se sigue con sentimientos de tristeza y añoranza por lo perdido, es cuando se habla de un estancamiento, y esto es algo que no debe dejarse pasar porque puede conducir a una depresión que se alargue en el tiempo y que marque radicalmente la vida de una persona. En estos casos, lo mejor es pedir ayuda, dejarse acompañar por otras personas y acudir a un profesional para aprender a superar esos momentos de pérdida y tristeza.

Separación y divorcio Una de las cosas que más dificultan o retrasan las separaciones es la presencia de hijos en común. Esta es una razón muy importante para intentar salvar la pareja, pero no para mantener una relación a toda costa a pesar de que alguno de los dos o ambos puedan ser infelices con la otra persona. Después de todo, los niños son mucho más flexibles y se adaptan mejor a las nuevas situaciones. Lo pasan mal con la separación de sus padres y pueden estar una temporada con sentimientos de culpabilidad (si no se les explica adecuadamente los motivos de esa decisión), o con miedo al abandono. Pero lo cierto es que no tienen dificultades para reponerse rápidamente de esta crisis y no tardan en volver a organizar su vida según una nueva rutina. Para los niños es mucho mejor dos hogares bien estructurados, donde reciba atención y amor, y donde exista una estabilidad, que un único hogar donde sus padres presten más atención a las discusiones de pareja que a la educación del hijo, y donde existe una inestabilidad y un clima de infelicidad por parte de ambos. Esto aunque a corto plazo no supone un problema para el niño, a largo plazo es algo que puede marcarle mucho más que un simple divorcio bien intencionado. Lo que más hiere a los chicos en este caso y lo que más les dificulta su adaptación a la nueva situación son los siguientes factores:

Que no reciban ningún tipo de explicación por parte de los padres y de un modo adecuado para su edad y comprensible para ellos, de los motivos y las razones por las que sus padres ya no van a vivir bajo el mismo techo.

Que alguno de los padres, o incluso ambos, insulten o muestren desagrado por el otro miembro de la expareja delante del niño, ya que los problemas entre los adultos son cosa de ellos y el hijo quiere a ambos por igual.


Que le pongan en la tesitura de que si vive con uno de los dos es porque al otro no le quiere lo suficiente o le quiere menos.


Que le manipulen para utilizarle como arma arrojadiza contra la pareja.


Que no sigan una misma disciplina diaria y un modo de educación parecido los dos miembros de la pareja, porque el chico no aprende la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, y puede terminar por manipular a sus padres.


Que uno de los miembros de la pareja, al abandonar al otro abandone también al hijo, no le haga caso, no le visite, no se preocupe por él o le ignore a pesar de los esfuerzos del hijo por seguir en contacto.

Separación y divorcio Como ves la rupturas son complicadas por varios aspectos. Por esta razón, antes de finalizar una relación es importante considerar si es esa la decisión que se quiere tomar, porque puede haber otras personas que pueden sufrir con ello. Una vez que la decisión ha sido tomada, hay que intentar ser lo más civilizado posible a la hora de explicar los motivos de la ruptura a la pareja, intentando en todo momento no faltar el respeto, comprendiendo que, a veces, los caminos de dos personas se separan, e intentando no herir al otro. Una vez que la separación es un hecho, para aprender a adaptarme a la nueva situación lo mejor es:

No ver a la pareja, ni tener contacto con ella, en lo posible, al menos durante los primeros momentos para facilitar el olvido sentimental de esta persona.

Intentar desahogarse con familiares o amigos y buscar apoyo social para afrontar esos momentos, no aislarse del mundo y encerrarse en uno mismo.


Retomar actividades de ocio y gratificantes que pueden servir de distracción y por otro lado ayuda a llenar el tiempo que antes se empleaba con la pareja.


Valorar el punto positivo de la situación que me ha tocado vivir y por lo tanto pensar en lo bueno que tiene el estar sin pareja.


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