lunes, 11 de mayo de 2009

SUPERDOTACIÓN

Cuando se recibe la noticia de que un hijo tiene un cociente intelectual superdotado (superior a la media), generalmente suele ser motivo de alegría y orgullo. Lo que no se sabe, es que los niños superdotados suelen presentar bastantes problemas a consecuencia de su inteligencia superior, ya que se encuentran fuera del lugar que les corresponde, intelectualmente hablando.

Se empieza a hablar de superdotación cuando el cociente intelectual del niño es de 130 o mayor −siendo la media poblacional de 100 y situándose el 68% de las personas entre un 85 y un 115 de cociente intelectual−.

Los niños con un cociente intelectual superdotado pueden presentar los siguientes problemas, que es recomendable atajar cuanto antes:



Superdotación intelectual



Es habitual el fracaso escolar a consecuencia del aburrimiento que experimentan en las clases, dado que no se corresponden con su capacidad intelectual. Además, pueden tener un potencial distinto en cada una las materias dadas en el colegio, por lo que pueden destacar mucho en una área, mientras que en otras tienen unas capacidades como las de cualquier otro niño.

Aislamiento social: tienen dificultades para relacionarse con otros niños, ya que intelectualmente se ven diferentes a ellos y no terminan de adquirir ciertas habilidades sociales que únicamente se consiguen por medio de la práctica con los iguales.

Reciben un trato distinto también por parte de los adultos dado que no pueden tener relaciones de amistad normales. Ellos se sienten y son diferentes, y los adultos no saben cómo tratarles y pueden sentirse inferiores o ridiculazos por estos niños (sin que esa la intención).

Se les exige demasiado por el hecho de tener una inteligencia superior y se ven sometidos a una gran presión social −que arrastran hasta la vida adulta− para conseguir grandes metas y grandes logros que no tienen por qué llevarse a cabo. De hecho, cuanta más presión reciben en su entorno familiar, más difícil es que lleguen a explotar todo su potencial.

Existe una disociación entre su edad mental intelectual y su desarrollo emocional. Éste último sigue siendo el de un niño, mientras que su mente actúa como la de un adulto. Esto genera cierta confusión en los adultos y en el propio niño.




Es por lo tanto necesario que, cuando se detecte un caso de este tipo en el colegio, se consulte a un especialista de cara a recibir información y asesoramiento.

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